viernes, 24 de octubre de 2008

En busca del bloque perdido: Valdecebollas (Palencia)


Hace ya casi una semana -pues fue el sábado 18 cuando nos acercamos Juanjo, Jaime y un servidos por aquellas tierras palentinas- coronamos la cumbre del Valdecebollas (2139m.), uno de los dosmiles más accesibles y fáciles de la Cordillera Cantábrica, accediendo desde la zona de Brañosera (refugio de El Golobar). Los tres ya habíamos estado en ella unos años atrás, pero en esa ocasión subimos por la vertiente opuesta, pasando por la Fuente del Coble -donde nace el Pisuerga, que como todos sabeis, pasa por Valladolid-, ruta más larga y de mayores desniveles. En apenas una hora y algo nos plantamos en la suave cumbre, salvando 395 metros de desnivel desde el refugio. Un recorrido sin mayores problemas, a pesar de la niebla. El objetivo: buscar bloques para hacer boulder, ya que la anterior ocasión pudimos observar numerosas rocas en el circo glaciar desprendidas de la cara norte. El problema fue que la abundante niebla hizo que meterse hacia esa zona resultase algo imprudente, ya que la visibilidad en la parte norte era muy mala. Bloques, haberlos, haylos, la cosa es enconrarlos, pero esos quedarán para la próxima vez. No obstante, el periplo hacia la cumbre nos brindó la oportunidad de bajar la mirada hacia la zona sur, donde preciosos vallecitos glaciares tienen diseminados en sus laderas bloques de conglomerado ( y algunos, los menos, de arenisca), así como paredes del mismo material. Nos acercamos a algunos de ellos -los más próximos- a la vuelta, no resultando demasiado interesantes, pero habrá que bajar a los demás, ya que no tienen mala pinta. Pasada la cumbre hacia la derecha en direccion al Cueto Herreruela (2086m.), hay unos frentes de conglomerado con bloques desprendidos. Parte del frente es demasiado alto para boulder, pero en las zonas más bajas salen unos cuantos pasos (otro tema será el grado que pueda salir cuando se hagan). El frente baja y acaba perdiendo altura, pero hay otro segundo frente en la parte norte del Cueto Herreruela de similares características al que no accedimos. Desde la cumbre de esta cima más baja hacia el oeste se pueden observar más bloques de conglomerado en la falda de la ladera, aunque su acceso es más largo.



También vimos -que no visitamos- otras dos aglomeraciones de bloques fuera de lo que son estas del Valdecebollas. Una de ellas se encuentra en la vertiente de la carretera de Brañosera hacia El Golobar (orientada en cara oeste, justo debajo de la carretera), y otra justo en el límite provincial entre Palencia y Cantabria, en la carretera entre Salcedillo y Brañosera, que se compone de una franja rocosa que sube dirección noroeste hacia la cresta. Hay que decir que nosotros accedimos por carretera desde Campoo de Yuso, tomando la desviación en Espinilla (donde también está la desviación hacia Palombera), ya que para ir desde Cantabria es mucho más corto y la carretera es buena.




Eso en lo concerniente a la búsqueda de bloque, ya que también pudimos hacer de Felix Rodriguez de la Fuente observando zorros, buitres y ciervos, por toda la zona de la cumbre. La niebla se disipó bastante en la cumbre y pudimos mirar por los prismáticos las andanzas de los venados, asustados por nuestra presencia. Intentamos seguirles sigilosamente hacia el Cueto Herreruela, donde se escondieron, pero cuando estabamos a unos 300 metros salieron corriendo ladera abajo, impidiendo sacar alguna foto de cerca. Aunque el acecho resultó divertido.











Ya en la cumbre de este Cueto la intención era comer algo, pues la hora pasaba de las tres de la tarde, pero al instalarnos en un parapeto de piedras y andar un poco por los alrededores nos dimos cuenta de que estábamos en una zona con trincheras y parapetos realizados con lajas de piedra arenisca -y lo que parecía algún nido de ametralladora-. La longitud de los surcos, a uno y otro lado de la cumbre y los numerosos parapetos, aprovechando, también, algunos bloques naturales nos hizo entretenernos un buen rato recorriendo el lugar. Creo que, sin pecar de imprudente, lo que allí encontramos debió ser una posición defensiva elevada de la Guerra Civil, y observando que desde allí se domina toda la meseta hacia el sur, y los accesos por los valles que dan a la montaña, nuestra suposión está en lo cierto.


Después, empezó a hacer más viento mientras comíamos y a meterse más la niebla, por lo que decidimos volver al coche, unos más rápido que otros, ya que yo, con mi rodilla tullida, no podía seguir a mis compadres en la ultima parte de la bajada, por la mayor pendiente de la ladera. Pero pasito a pasito conseguí bajar antes de que se desesperasen tanto como para dejarme a mi suerte en aquel paraje, y con parada incluida para reforestar la zona (:D ya me entendeis).












Así transcurrió la expedición "Valdecebollas Octubre 2008. En busca del bloque perdido", cuyos hayazgos quedarán para el año que viene, cuando desaparezcan las nieves que está al caer ( o que ya han caido).


martes, 21 de octubre de 2008

Domingo: Bulder en Resconorio

El domingo amaneció un día como nunca, soleado, con algunas nubes de poca importancia, lo que nos animó a seguir con los planes de subir a Resconorio (Escudo Viejo) a blocar todo el día, siguiendo el ejemplo de las hordas madrileñas y astures que, recientemente, han visitado esta escuela de bloque, la primera abierta en Cantabria, hace ya unos ocho años. Roca excelente tipo Peak Distrit, vistas preciosas con el día despejado hacia Castro Valnera (1718 m.) al este -la montaña más alta hasta llegar a Pirineos-, y también hacia la costa, aunque había algo de calima y no se distinguia bien del todo.
Hacía mucho tiempo que no pisaba yo esta zona, a pesar de su cercanía y calidad, y gracias a que Lara no quería ir a Santa Gadea o las Tuerces, sino a algún sitio nuevo aterrizamos allí. Por si la pista no presentaba buenas condiciones y no llevando yo el coche decidimos dejarlo en la entrada y darnos el paseo (maldita la gracia al volver pensaba yo, con mi cansancio a cuestas, además de mochila y colchón). Para la próxima, aunque el coche sea de Jaime: hasta la cocina, como los escaladores vascos que nos encontramos allí.
Tanto a Lara -que llevaba mucho sin hacer roca-, como a Jaime les encantó el lugar, las vistas, los bloques... No paramos de trepar e hicimos muchos bloques fáciles que no pasaban de 6b, lagunos incluso sin limpiar (maldito cepillo, ¿por qué lo dejaría en casa?). Jaime, poco a poco, ya va aprendiendo a poner eso que se llaman pies y a tener menos miedo a la altura, y Lara... sigue con las mismas ganas de siempre, y no parece que no haya escalado ultimamente. Yo por mi parte hice algunos bloques que nunca había hecho (creo que uno de ellos era "Hasta el rabo todo es toro" 6b, pero no estoy muy seguro), y probé "Estírate si puedes" 6b, que bien podría denominarse: "estirate si tienes HUEVOS" y cotarse de 6c, pero eso son otros temas.
Al final, un día redondo de buen tiempo y buena escalada. A ver si para este finde me junto con Rafa, Pablo y Javi... Y cuando tenga un momento pongo el sábado en el Valdecebollas buscando bloque...
Castro Valnera (dch) y los Picones de Sopeña


Cabaña y Castro Valnera



Lara antes de empezar un bloque para calentar
Se nos hizo de noche escalando...




jueves, 16 de octubre de 2008

Puente del Pilar; un poco de todo...


Y llegó el Puente del Pilar con buen tiempo, para dejarnos disfrutar los tres días. Mola esto de empezar a currar y que el primer fin de semana que tengas sea largo.
No poder disponer de coche no llegó a suponer un problema, gracias a los amigos dispuestos a poner el suyo como transporte. Así, los tres días sirvieron para hacer un poco de todo: bulder, cuerda, y andar, lo que hacía un puente completo. ¡La pena que Lara no pudo venir ningún día y volver a disfrutar de la roca!


Sábado 11


Algunos bloques limpiados...

Jaime y yo nos dirigimos hacia la zona del Escudo para visitar una zona poco explotada de bloques, donde había estado un par de veces el año pasado, pero sin haber hecho gran cosa. Gracias a los molinos de Hiberdrola hace unos años Rafa y yo llegamos a esos bloques, pero quedaron en el olvido para tiempos venideros y, he aquí, que esos tiempos han llegado. Esta vez nos dirigimos hacia una zona donde escaladores vascos han limpiado y marcado algunos bloques (punto rojo), que ya habíamos visto el año anterior. Nosotros limpiamos e hicimos en ese mismo sitio algunos bloques fáciles, aunque todavia queda por limpiar... si alguien se apunta...













...otros por limpiar...


Tened cuidado con las arañas de por ahí...














Los molinos al atardecer


Domingo 12


El domingo amaneció soleado a pesar que era el día que peor pronóstico tenía, con algún riesgo de lluvia. Esta vez cuerda, que hacía tiempo que no tocaba, y Maria, Jaime, Juan y yo fuimos a conocer la escuela campurriana de Abiada que, aunque pequeña, merece la pena visitar. Así, después de un primer intento frustrado de encontrar la pared correcta -nos confundimos yendo a una pared paralela en un vallecito pequeño con un avellanal algo más al norte (donde hay 4 vías)-, nos preparamos y calentamos en un V+ llamado "El Naranjitu", cuyas presas planas en todo el recorrido hizo que temiese un poco estos grados de Campoo.¡¡¡Ni un puñetero cazo en un V+!!! Al bajar quedó puesta "los guajes de Abiada" 6b+, a la que dimos Juan y yo de segundo más tarde. Otro V+ me valió para poner la cuerda por encima a "El Madrileñu" 7a, con pasos bonitos e intensos que queda para otra vez. Para acabar pusimos "recanin I" 6a, cuya cadena valió para darle rápido a "Recanin II" 6b e "Isofainter" del mismo grado, ambas transcurren por unas fisuras paralelas de movimientos físicos.


Juan colgado en "los guajes de Abiada" 6b+

Lunes 13

El lunes, para completar el puente fuimos a andar a la zona de Lebeña. Una ruta fácil; camino bueno, poco desnivel. Resultó que nos juntamos cinco geógrafos y uno de empresas (más otro adicional, pero eso es otro rollo), pero Juan tuvo suerte y no le dimos la paliza mucho intentando explicarle geomorfología, biogeografía, ... (tampoco le hubieramos podido decir mucho). De un día con algunas nubes pasamos a estar metidos en la niebla que bajaba pegada a las peñas, aunque no supuso más que tener que abrigarnos mejor, ya que el camino no tenía pérdida. Así, entre niebla, vacas, paredes, castaños, robles y demás pasamos el día en el monte, que es de lo que se trataba. Las cañas de después nos las tomamos en La Hermida.

Lebeña

Hacia Peña Ventosa

"Toma castaña"










Cueto Valle e invernales de Lebeña (izd)
Jabalí ahogado en balsa de agua (dcha)




miércoles, 8 de octubre de 2008

¡AMIGO MIO SOLO TU ENCUENTRAS LEÑA!

¿Quién no se acuerda de ese anuncio de la tele? Pues el sábado pasado andubimos dándole "leña" a la leña. Lugar: Monte Hijedo. Liante: el Rafa. Mano de obra barata: Rober y yo mismo. Tractor: Emilio, el cuñado, Diego y Johny.
Así, con la tarea de llevar dos remolques con leña, uno para Rafa y otro para Emilio, a las 8 a.m. de la mañana ya andábamos por Gadea Roberto (de empalmada después de haber salido por ahí) y yo (con algunas horas de sueño, aunque no muchas). Después, si se terciaba (sólo se terció un rato para Rafa y para mi) a blocar.
No tengo ningún documento gráfico, ni fotos ni video, pero la próxima (si nos dejamos liar jejeje) habrá que llevarlo. La mañana fue memorable; memorable la reventada que nos cogimos a cargar troncos ya preparados de antemano (menuda sesión de pesas...) y, también memorable la pericia al volante del tractor de quienes lo manejaban. En dos palabras: ¡im presionante!
Al mismo tiempo que a la izquierda de la pista nosotros y más gente sacabamos leña, al otro lado andaban a la caza del jabalí, con os tiros y ladridos de perros bien cerca, pero jabalíes no vimos, por lo menos nosotros.
Después de cargar bajamos al bar, donde unas cañas y unas tortillas de patata sirvieron para ir recuperándonos de la jornada. Después descargamos en casa de Rafa, que tiene leña para aburrirse cortando, y a comer ya sentaditos en una mesa, con sesión de estiramientos por parte de Rober ayudado por el anfitrión, cuya foto sacada por Oli puede dar lugar a malas interpretaciones, aunque las risas no nos las quita nadie.
A esop de las 18h Rober se marchó a dormir algo y nosotros fuimos a escalar lo que pudiésemos, que por mi parte no fue mucho, aunque no estuvo mal para el poco rato que tuvimos. Bonitos bloques de corte albarracinesco y reciente apertura en un techo más allá del "sector del francés", para rematar en la zona cero con bloques conocidos y encadenados que sirvieron para acabar con un servidor.

En palabras de Rober (refiriéndose a lo de la leña) : "esto está bien para hacerlo una vez al año". Secundo la moción y, si se puede, el próximo año habrá que liar a más, aunque sea a punta de escopeta.

jueves, 2 de octubre de 2008

De paseo por el Monte Hijedo

El sábado pasado Jaime y yo, en lugar de ir a trepar, decidimos darnos una vuelta por el Monte Hijedo. Tan cercano de Santa Gadea y sin embargo todavía desconocido para mi, aún habiendo oido hablar con anterioridad de sus encantos. Cualquiera que tenga la oportunidad de darse una vuelta por aquí que no la desaproveche, porque su visita merece la pena.

Dejamos el coche en el párking que hay en la desviación hacia la Cabaña de Hijedo, una impresionante construcción en mitad del bosque que cuenta con espacio para la vivienda, pajar, capilla..., vamos, que lo de cabaña es por ponerle un nombre. Antes de llegar a ella nos adentramos un par de veces a uno y otro lado del camino dentro de la masa forestal, para disfrutar de la belleza de la formación boscosa y adentrarnos en lugares de cuento, con la hojarasca tapizando el suelo y las hojas comenzando a amarillear suavemente, marcando el comienzo del otoño. Encontramos rocas tapizadas por musgos, que debido a los días previos sin lluvia, no nos dejan ver su esponjosidad cuando se encuentran húmedos. Visitamos sin querer antiguos lugares donde existían colmenas de abejas en troncos de árbol huecos al abrigo de la roca. Y en ciertas zonas salimos arañados por los acebos que se juntan con las hayas y los robles, aunque el peor parado fue Jaime al ser atacado por una avispa que le atravesó el pantalón con su aguijón a la altura de la cadera. Mientras estamos metidos en la espesura podemos oir las voces de numerosas personas que también se han decidido a hacer una excursión por la zona. Se ven, además, numerosos signos de tala con la leña preparada para ser llevada por los lugareños para las chimeneas de sus casas con el objeto de pasar el invierno calentitos.

Poco después de pasar por la Cabaña de Hijedo hay una desviación de caminos donde un haya de buen porte hace de soporte para la marca del camino. Allí buscamos una zona escondida para dejar nuestra carga con la intención de volver a introducirnos por aquí y por allá en el interior del bosque en busca de bonitos parajes. Así, volvemos a encontrar numerosas zonas de antiguas colmenas que se pudren en el suelo sin uso, pero también algunas otras que se encuentran en pleno funcionamiento, por lo que nos limitamos a observarlas de lejos durante un rato para después volver sobre nuestros pasos. Nuestro periplo errante nos lleva a seguir un farrallón rocoso por su base, que se encuentra totalmente sumergido entre los árboles. En ocasiones avanzar se hace complicado por las zarzas, acebos y arbustos que tapizan el suelo, pero echándole imaginación o simplemente por las bravas conseguimos seguir avanzando. En un punto donde ya pensamos darnos la vuelta hay una placa de roca que nos permitiría subir, ya que no parece muy complicada, de hecho hasta Jaime sugiere subir por ahí. Así pues, manos a la obra y... "esto es más jodido de lo que esperaba". Poco a poco coloco los pies sobre algún pequeño canto o repisa y voy limpiando los siguientes emplazamientos para pies y manos. Hay que ir con cuidado, y después de unas adherencias para los pies y tener que estirame más de la cuenta para llegar hasta un sitio por el que poder alcanzar lo alto desaconsejo a Jaime que me siga. Yo no puedo bajar, pero él subir va a ser muy chungo, y el peor tramo para él ya está muy arriba (unos 5-6 metros). Lo intenta un poco y enseguida se da cuenta que no hay nada que hacer, así que a bajarse toca desde donde había llegado, pero... la cosa tampoco es sencilla desde allí, y al final tiene que dejar deslizarse placa abajo unos dos metros, ya que la irregularidad del terrreno no permite saltar sin más. Por tanto, el bueno de Jaime tuvo que deshacer el camino andado hasta ese punto y quedamos en encontrarnos al comienzo del farallón, teniendo que ir yo por la parte de arriba. Pero me entretuve yendo algo más por el borde pensando que tardaría menos que él en volver y, así, encontrando vistas bonitas y fotos que sacar me quedé un rato. ¿Y por qué será que cuando encuentras algo digno de sacarle una buena foto la cámara dice no? Ya me venía avisando durante el periplo, y yo había "racionado" su uso, pero al final murió en el peor momento. Algo cabreado por no haber tomado la precaución de cargar la batería el día anterior decido volver. Voy pensando en la fauna de ese lugar, más concretamente en los osos que antiguamente habitaban este mismo bosque y que hoy ya no caminan por aquí, cuando de repente escucho un ruido de algo que se mueve entre la maleza. Es de estas situaciones en las que dices: "no puede ser", y acto seguido aparece mi compadre detrás de un arbusto con cara de maldecir tanta vegetación baja. Ha sido un segundo, pero en un momento piensas de todo. ¡Coño con la sugestión! Tomamos fotos con la cámara de Jaime y volvemos a por las cosas que con la tontería el estómago tiene hambre. Más tarde, después de un breve descanso seguiremos por el camino de la derecha en la desviación del haya que marca 2,4 km hasta "arroyo Hijedo". Por el camino podemos disfrutar de numerosos tejos que crecen encima de algún bloque de arenisca dentro del bosque cubierto por el musgo, ofreciendo una estampa de cuento de hadas. Saltamos un hormiguero grande cuyas inquilinas tienen el tamaño de un camión de 12 metros. Continuamos por el camino descendente hasta llegar a una señalización de direcciones y tomamos el camino para volver cerrando el circuito. ¡Sin duda, se trata de un sitio para volver! Y este mismo sábado tengo que hacerlo para ayudar a Rafa a llevar leña, no nos vaya a coger frío (precisamente acabo de hablar con él para confirmar, jejeje).