sábado, 8 de octubre de 2011

Vuelta al Curavacas: 23-24 julio



Cuando tienes motivación y algo de tiempo libre, las ideas y los planes van y vienen, adaptándose para poder sacar algo en claro. La meteorología suele ser la que dicta la sentencia final en los planes más o menos marcados, cambiando el lugar o las fechas. Esta vez sólo tuvimos que retrasar un par de días la ruta, pero rozando el larguero de las vacaciones de julio.
El recorrido estaba marcado desde que me hice con el mapa de la Montaña Palentina de Miguel Angel Adrados y lo inspeccioné con ojos minuciosos durante varias noches. Dar la vuelta completa al macizo del Curavacas había sido una idea peregrina hace tiempo, al igual que ascender a Peña Prieta desde el sur, por Fuentes Carrionas. ¿Por qué no hacer las dos cosas a la vez? Volviendo a pasar por el Valle de Pineda, la Vega de Santa Marina, visitar el Pozo Curavacas, descubrir el valle de Fuentes Carrionas, su laguna, y recorrer todo el cordal que flanquea el valle de Cardaño desde el Tres Provincias, hasta volver a Vidrieros.
Más o menos, sobre el mapa son unos 40 km en total, fácilmente divisibles en dos días de casi el mismo kilometraje, aunque de esfuerzo diferente. La primera etapa, queda de aproximación a los pies de Peña Prieta. Largo, pero sencillo trayecto por una cómoda pista, que vale como calentamiento para la siguiente jornada; un largo recorrido rompepiernas por una de las crestas más altas de la Montaña Palentina -unos catorce "dosmiles" en total-.

Vidrieros (1330 mts), antes de empezar

Sin madrugar mucho llegamos a Vidrieros, y con buen tiempo salimos de El Barriuco por la pista que va hacia el este. Pasamos al lado del refugio de pescadores, y siguiendo a contracorriente el curso del Carrión, nos vamos acercando al Prao Concejo, donde el recorrido gira hacia el norte. Cruzamos el Pontón Seco, un ancho puente de hormigón, y en poco menos de dos horas estamos en la Vega de Santa Marina, donde aquí y allá hay pescadores por el río y en el refugio que hay a los pies de la peña del mismo nombre. Buen sitio para comer al lado del río. 
Cruzando el puentecito de la Vega de Santa Marina y el refugio al fondo

Hace un solete bastante agradable y apenas hay nubes, lo que unido a que no tenemos prisa nos invita a echar una siesta de las buenas.
Estribaciones del Curavacas y Peña Prieta al fondo

Queda poco más de la mitad del recorrido y nos vamos poniendo en marcha. Casi todo el camino es por pista, pero aquí hay un tramo corto de sendero bien marcado entre las escobas, que da acceso a Vega Verde, justo debajo del Alto Las Calzadas (1866 mts). El desnivel es inapreciable. Después, en un "paso canadiense" se me trabó el bastón y seguimos camino sin darme cuenta de que he perdido la punta. Cosa que vi al encontrarnos con otro montañero de Burgos con el que hablamos un ratito sobre rutas, lesiones varias y osos. Al despedirnos del hombre intenté volver a por la punta del bastón, y dimos con ella sumergida en el pozo formado por el paso, pero resultó imposible cogerla con la mano, y al intentarlo con una rama se fue al fondo y se esfumó. Con el tiempo perdido ya teníamos que estar más pendientes de la hora.




Desde Santa Marina el camino ha tornado hacia el noroeste, envolviendo el macizo del Curavacas, y nos lleva hacia Correcaballos, al pie del Pico Lezna (2209 mts), donde hablamos con un pastor de la zona, que nos advierte que esa noche va a helar, y que el verano allí ya está terminando, porque en agosto la temperatura ya va bajando. Y nos comenta que este año no ha habido apenas verano, así que estamos teniendo suerte con el día. Avanzamos y cruzamos la Vega de los Cantos, justo al norte del Curavacas, y pensamos en dejar las mochilas y subir rápido al Pozo, pero es mejor no desviarse, para no apurar la luz del día.
Lara con la norte del Curavacas al fondo

A partir de aquí ya nos queda poco por andar, pero casi todo el desnivel del día, para poder acceder al Valle de Fuentes Carrionas, pasando por Matapiojos, al oeste del Coto Redondo (1923 mts). Aquí, dejamos la pista, que continúa hacia los Puertos de Riofrío más al norte, cogemos un senderito hacia el oeste, y empezamos a mirar donde podemos poner la tienda, porque el sol ya no nos calienta con sus rayos y en una hora se hará de noche.
 Cruzando el casi recién nacido Carrión

La idea era poder llegar hasta la cabaña que hay en la Majada de Fuentes Carrionas, pero queda oculta y hemos localizado un círculo de piedras prometedor para plantar la tienda.
Atardece en el Lomas y la niebla entra desde el norte

Después de una Semana Santa no muy buena, donde paseamos la tienda por el Saja, por fin pudimos estrenarla. Nos metimos en la tienda a recuperar fuerzas para el día siguiente dejando un cielo plagado de estrellas, que iban apareciendo por doquier cuanto más se cerraba la noche. Había que descansar bien, que el día siguiente era el bueno, y no habíamos hecho más que el calentamiento.

Nuestra tienda y el Lomas con sombrero


El domingo amanece cubierto, con las nubes sobre los 2200 metros. Hace fresco, pero hay que desperezarse rápido que hay que quitar la tienda, y nos espera un día largo (algo más de lo previsto). Partimos a las 9.00 a.m, más o menos.

 
Comenzando a subir

Hemos dormido sobre los 1750 metros, con el Pandón de Fuentes Carrionas enfrente, un cuestón de 500 metros de desnivel que no tenemos que subir. Nosotros nos encaminamos río arriba, hacia la cabaña, que se encuentra en una zona llamada Las Boleras, por los enormes bloques de conglomerado que hay ahí, supongo. Y es justo antes de llegar a la choza, cuando meto el pie entero en una zona encharcada, al cerder la vegetación que pisaba. Bota, calcetín y pantalón empapados. ¡Ya hay que tener mala pata! Así que la primera parada es bien prontito, y nos hace perder tiempo.
El chozo

Unos pocos metros más adelante, pero oculto, estaba el chozo. Una humilde construcción, que valdrá como mucho para dormir tres personas en su compartimento izquierdo, ya que el derecho está poco habitable. (Poco tiempo después me enteré de que mi primo había estado durmiendo allí con un amigo, para subir Peña Prieta, hacía apenas dos meses).
Las Boleras y El Alto La Panda (2397 mts)

Dejando Las Boleras, y a los caballos que pastan por allí, el camino se empina cada vez más. Intentamos coger ritmo, pero a los músculos les cuesta adaptarse. Hace fresquito, y por lo menos ya nos va dando el sol. Rumbo a la Laguna...
Remontando Fuentes Carrionas

Subiendo el escalón que hay justo antes del lago pequeño


 
Laguito y Alto del Concejo (2439 mts)

 
La Laguna y las pedreras

Lara y el neverito

 
Un servidor

La verdad que, los pequeños lagos de montaña, parecen tener un algo especial. Su entorno abrupto, rodeados de paredes escarpadas, de inclinadísimas pedreras, les da una magia diferente. O simplemente, puede que sea, el hecho de encontrarse un remanso de paz, de aguas tranquilas de superficie homogénea, dotando de quietud a tu cuerpo, que se ha esforzado por llegar hasta ahí.

 
Saliendo del caos de bloques

Nosotros disfrutamos de nuestro remanso de paz por unos instantes, para después seguir con la batalla del día. Atravesamos el caos de bloques de granito que envuelve el lago enfilando la pedrera sur del Pico del Infierno (gemelo de Peña Prieta), más pendiente, pero nos evitará tener que subir el Tres Provincias y luego ir y volver por el mismo camino a la Peña.
Tres Provincias desde media pedrera

La ladera cubierta de piedras no tiene ningún camino marcado, por lo que hay que poner cuidado en no pisar las zonas más inestables. Por tramos, vamos encontrando diferentes tamaños de piedras, resultando más fáciles de transitar y controlar, los de tañaño mediano, ya que los muy pequeños no son tan estables y un patinazo es más fácil, y con las lajas grandes pizarrosas hay que extremar la precaución, para que no deslicen enterras, y sobre todo no te cojan el otro pie.
En la arista sureste

Eligiendo el mejor trazado nos desviamos hacia la derecha, llegando a la arista, que por lo menos nos ofrece roca compacta. Y ayudándonos un poco con las manos, lo que lo hace más divetido, subimos sin dificultad.

Arista que recorreremos más tarde

Ganando altura

Nuestro tendal y gente en la cima de Peña Prieta

Primera cumbre: Pico del Infierno 2530 metros

Alcanzado el Pico del Infierno, ya hemos realizado el mayor desnivel de la jornada, casi 800 metros. Descansamos y comemos. Las nubes, lejos de haberse marchado, van y vienen a girones de niebla que amenaza con asentarse. Lo bueno es que parecen más metidas en la zona norte, que en la sur, hacia donde deberemos dirigirnos para completar el recorido. A partir de aquí, iniciamos un continuo sube y baja de cimas.

2ª: Peña Prieta 2536 metros, reina de la cordillera

La niebla se echa, no nos podemos entretener

3ª: Tres Provincias 2498 metros

La niebla nos hace dudar si conseguiremos dar la vuelta completa
Desde las alturas

4º: Alto del Concejo 2439 metros

5º: El Alto La Panda 2397 metros

Valle de Fuentes Carrionas
Cresta abajo

 
6º: Altos del Tio Celestino 2258 metros

7º: Alto de Calderón 2275 metros

Subiendo la cresta desdde el collado del Ves, el Alto del Ves 2199 metros, ha quedado ya atrás (8º)
9º: Pico de Hoya Continua 2394 metros

Dudamos un rato si subir al Hoya Continua, debido a que hay que desviarse un poco de la cresta principal, y el horario no estaba muy claro. Al final decidimos dejar las mochilas y subir rápido, para no quedarnos con el remordimiento de no haberlo hecho.


Laderas escarpadas del Hoya Continua hacia el Curavacas

Lo que nos queda

12º: La Canchas de Ojeda 2202 metros

Desde Hoya Continua bajamos hacia el sur y vamos ganando el Pico Ramacedo (10º) y el Pico del Vallejo (11º) , de 2224 y 2194 metros respectivamente. Estos apenas nos suponen ganar un poco de desnivel en vez de rodearlos directamente al bajar la cresta.
 Las Canchas nos depararon una sorpresa desagradable. Haciendo honor a su nombre se trata de un canchal de piedras bastante incomodo de transitar, donde había que estar bien atento a no meter la pata en los agujeros, o a que se moviese la piedra que pisases. A esto se le unió el escobal que tiene a sus pies, donde encontrar el camino bueno después de tantas horas andando fue un infierno.



Rodeando el Cervunal

Después del escobal ganamos el Alto Prieto (13º) de 2021 metros, y ponemos rumbo al Cervunal 2035 (14º), aunque este último optamos por rodearlo para no perder más tiempo, ya que se nos echaba la noche encima y llevabamos muchos kilómetros a cuestas. Al fianl el rodeo resultó demasiado largo y probablemente hubiera sido lo mismo ascender y bajar directos, pero que se le va a hacer. Nos quedaba de bajar el cordal de Altos de los Calvillos, rumbo este hasta Vidrieros, por una pista y un cortafuegos, pero al filo de la noche el cortafuego, mal conservado, tenia demasiada vegetación, y pudiendo ver el pueblo a escasos 250 metros en linea recta, tuvimos que desviarnos por un camino que nos dejó en la carretera, a medio camino entre Triollo y Vidrieros, ya con la frontal puesta.
Triollo

Acabamos en el pueblo a eso de las 23h p.m., con los pies reventados, un cansancio de tres pares y 14 horas a la espalda, jurando no volver a repetir la ruta con el mismo trazado final.

¡Y eso fue todo!

Cuando tenga ottro rato pongo fotillas de nuestro periplo por Pirineos hace un par de semanas.