lunes, 7 de noviembre de 2011

Pirineos I: Taillón (3146 metros)

¡Voy a intentar hacer memoria! Había una vez en septiembre, una pareja se fue de vacaciones a Pirineos, porque les picó el gusanillo del año anterior y repitieron. Además, como se les escapó la oportunidad de hacer algún tresmil por eso del mal tiempo, tenían una espinita clavada. Así que haciendo caso al hombre del tiempo pusieron los ojos en el Pico Taillón, posible de realizar en el día si ponían algo de voluntad y esfuerzo, después de haber recalado en el camping Valle de Bujaruelo mientras tronaba, y con la previsión de tormentas y lluvias los días siguientes. Y aprovechando la "ventana" de buen tiempo de ese día (solo habría tormentas por la tarde en zonas altas) partieron del Camping de San Nicolás de Bujaruelo con el objetivo de subir y bajar en 10 horas.

 Sierra de Tendeñera  

Como dicen los de la tele en las vueltas ciclistas: "comienza el puerto". Nada más empezar el camino va cogiendo pendiente, y después de calentar motores cogemos buen ritmo, pues no hay que dormirse. Hemos hecho las mochilas ligeritas, para poder movernos más rápido y se nota. El sol va eliminando las sombras mientras aparece detrás de las montañas.
 Camino del Puerto de Bujaruelo o de Gavarnie

Ascendemos sin pararnos apenas y dejamos atras a unos extranjeros que llevan mochila para varios días y están preparándose para desayunar al pie de un gran bloque. Nosotros a lo nuestro, pero sin dejar de admirar la belleza de la zona, que me va recordando a la zona de Fuentes Carrionas por el pastizal alpino, o a las montañas escocesas. Hay varios senderos posibles, pero por si las moscas seguimos el trazado del GR, para asegurar.

 En el Puerto (2273 m.)

En no mucho tiempo nos cruzamos con una bandada de crios que descienden y al preguntar a un monitor cuanto nos queda para el collado, nos sorprende diciendo que está ahí mismo, y en menos de 5 minutos llegamos al denominado Puerto de Gavarnie o de Bujaruelo, paso natural entre Francia y España. Hemos tardado una media hora menos de lo esperado, así que estamos contentos por poder cumplir nuestro objetivo. Ya nos hemos quitado unos 900 metros, la mitad del desnivel y, además, el tiempo está tranquilo.
 Mirando hacia Gavarnie

Baja un grupo de gente del refugio de La Brecha y apenas unos pocos suben. Hacemos un  pequeño descanso, reponemos algo de fuerzas y "pa'rriba". El camino ahora es mucho más tendido y lo tomamos con más calma, sin tanta prisa, para poder disfrutar más del entorno y poder reservar fuerzas para el arreón final si hiciera falta.
 Camino de Serradets

Sin darnos cuenta llegamos a un tramo equipado con cadenas, para poder subir por las rocas empapadas por el agua de deshielo del glaciar del Taillón. No conocíamos que existiese y estuvo divertido jugar con las cadenas y colocar los pies con cuidado para no resbalar. Un poco más a la izquierda unos franceses se las arreglaban para evitar el terreno mojado en bajada por roca seca, aunque iban dubitativos y las cadenas eran más directas y sencillas para subir.
 Paso con cadenas

 Lara en el paso

 Sorteando el agua de deshielo


Los dos cruzamos sin problemas por el torrente de agua e hicimos algunas fotos.
 Taillón, glaciar del Taillón y dedo del Taillón

 Llegando al refugio de Serradets (2587 m.)

Ya con el refugio a la vista nos cruzamos con una pareja de franceses bien entrados en años, y deseamos poder llegar a su edad con las mismas fuerzas y ganas que ellos de seguir subiendo montañas. Si es que la montaña no tiene edad, y si no que se lo digan a Kurt Diemberger o a Carlos Soria.
 Circo de Gavarnie
Entre alguna parada de más para hacer fotos y el ritmo más relajado, llegamos al refugio un poco más lentos de lo previsto, pero las vistas de la parte superior del Circo de Gavarnie, con su cascada, y de la Brecha a tiro de piedra nos hacen compensar el esfuerzo realizado hasta el momento.
 Serradets

Cogemos agua y pensamos si comer en el refugio o seguir, optando por esta última decisión. Podemos y preferimos estirar la parada larga hasta estar lo más alto posible.
 La Brecha de Rolando


La historia de la formación de la Brecha de Rolando, dejando fuerzas geológicas y erosivas al margen, cuenta que Rolando, vencido en Roncesvalles, huyó del enemigo y se encontró con una pared infranqueable en su camino, abriendo el paso a través de ella con su espada.

 Morrena glaciar

Para subir hasta la Brecha hay que superar la pedrera formada por los glaciares de la zona, que arrastraban las piedras descarnadas de las paredes rocosas de caliza, dejándolas depositadas en su retroceso, en épocas de temperaturas más elevadas.

 Grietas en el glaciar

Es septiembre y el glaciar está bastante pealo, y por algún sitio hay que tener cuidado con las grietas y algún puente de hielo demasiado fino. Así a lo tonto, es el primer pedazo de hielo con la denominación de glaciar que pisamos, es lo que tiene ser un montañero de tres al cuarto.
 Glaciar de la Brecha

Como en todos los collados, al acercarnos a la Brecha el viento hace acto de presencia, pero también las nubes aumentan poco a poco. Alcanzada la Brecha, nos encontramos en el punto más alto que hayamos alcanzado, una pequeña recompensa que compartimos sigilosos con un par de parejas que comen en la misma Brecha. Como el viento viene fresco buscamos un lugar mejor para comer, después de descartar tirar de seguido a la cumbre. Y es que el cansancio se hace notar ya, que llevamos 1500 metros de desnivel.
Brecha de Rolando (lado aragonés)

 Punta Tobacor al fondo y el Descargador (vertiente española)

Comemos refugiados en un vivac hecho pegado a la pared, viendo la Punta Tobacor, que subimos el año pasado desde Goriz, y observando la progresión de otros montañeros por el paso de los sarrios, por debajo de la Brecha.
Parando a comer en un vivac

Inspeccionando el mapa

Nada más comer nos ponemos en marcha, pues las nubes van ganando consistencia al fondo, aunque parece que nos dará tiempo, ya que el camino no es complicado y nos quedan unos escasos 300 metros de desnivel.
El Casco al fondo

A Lara parece que se la ha hecho menos cansada la subida y tira delante mío, que me pesan algo más la piernas. Cogemos a dos chicos que estaban en el refugio y nos habían adelantado en el vivac mientras comíamos. Al pasarlos dudo de que puedan llegar a ese ritmo a hacer cumbre y bajar antes de que se ponga mal el asunto.

Bordeando el Dedo del Taillón

 

Vertiente francesa

 

Cresteando hasta la cima

Las nubes se acumulan en el Perdido

Lara va como un tiro y no me planteo seguir su ritmo si no quiero morir, así que me voy haciendo unas paraditas, antes de que "mesieu Mazzo" me visite y la lie. Así aprovecho a sacar fotos, vigilar las nubes en crecimiento, y la brisilla que se ha levantado. Consigo reunir fuerzas para llegar a la cumbre, en la que me espera Lara. Hay que bajar lo antes posible, pues no podemos entretenernos mucho.
Lara en la cima
 
Montañas francesas

 



Hacemos las fotos de rigor, admiramos el paisaje lleno de montañas por doquier, bebemos, y disfrutamos un poco de la cumbre, antes de salir cagando melodías (como dice mi padre), pues ya se oyen truenos por la zona de Monte Perdido. Justo cuando estamos a punto de empezar a bajar, aparece uno de los dos chicos. Al otro le alcanzaremos en la bajada. Ha hecho lo más sensato, darse la vuelta sabiendo que no iba a poder llegar con suficiente margen de maniobra, bien por él.


Las nubes bajan, empieza la tormenta

La cosa se empieza a poner fea por momentos, así que hay que espabilarse para bajar cuanto antes. Menos mal que para bajar las piernas responden bien, y nos acercamos bastante rápido a la Brecha y sin detenernos continuamos bajando . Ahora la meta es el refugio.

Se pone negro negro

Al cruzar al lado francés alucinamos con unos cuantos que están subiendo a pesar de los truenos cada vez más frecuentes, y nos topamos con los extranjeros que desayunaban a la subida. Sin duda van camino de Goriz... que tengan suerte con la tormenta. Seguimos bajando y nos vamos sintiendo cada vez más seguros, pues la tormenta está trabada en el Perdido y no parece que pueda ampliar su radio de accion en un buen rato, y ya estamos al lado del refugio.

Observando la Brecha

El Vignemale (3298m.)

Después de reposar minimamente al lado del refugio, continuamos camino por si el tiempo empeora. Pero tenemos suerte, porque apenas nos caen cuatro gotucas de nada.
Un rebeco o sarrio

 

Port de Boucharo o Puerto de Bujaruelo
Parada en el Puerto de Bujaruelo. Nos queda la mitad de desnivel, pero menos de la mitad del recorrido de vuelta. Los pies empiezan a quejarse un poco, pero todavía no nos podemos relajar, aunque vamos bien de hora. 

Pastizales de montaña

Durante lo que nos queda de descenso todavía podemos escuchar otra tormenta formada en la zona del Vignemale, cuyo rumor nos llega a ratos, pero sin ver ningún relámpago, por lo que no nos preocupamos en exceso, y ralentizamos algo el ritmo para llegar en mejores condiciones al coche.
¿Quien ha bajado con el coche?

 

Tejo (Taxus )

Pliegues en la caliza

San nicolás de Bujaruelo

 

10h45' después

LLegamos al coche poco un cuarto de hora antes de cumplir las 11 horas de marcha. Han sido 1800 metros de desnivel y estamos contentos por haber hecho nuestro primer tresmil. Ya tenemos el objetivo del viaje hecho. Miro la hora, todavía no han dado las ocho... llamo al curro... "Nandito que acabamos de hacer el Taillón...", "Qué envidia me dais cabrón..." -es la respuesta-.

Esa noche después de una buena cena dormimos de cine en una habitación del refugio del camping, escuchando tronar y jarrear de lo lindo, y compadeciendo a los se quedaban en tienda de campaña.

Los dís siguientes tocaba descansar.