Hace unos años, desde las Tuerces, mirando hacia el norte Rudi, un escalador de Aguilar nos dice que por la cara norte de la montaña que vemos enfrente debe haber bloque. Habrá que ir a mirarlo algún día nos decimos... pero se queda ahí la cosa, hasta que a finales del año pasado me decido a echarle un vistazo junto con unos amigos de paso que hacemos cima. Planeamos subir a abrirlos en verano, pues a esa altura y con los días cortos del otoño... Así, a últimos de agosto recluto a mi primo Andrés para la misión planeada, pues a lo tonto el verano se nos va, y ahora mientras escribo, ya se fue. Por lo menos había que plantarse debajo de los bloques con el colchon y los cepillos, y así fue. Las gentes con las que nos cruzábamos de camino a la cima nos miran perplejos por el tamaño de los bultos de nuestra espalda, mientras otros dan por hecho que debemos llevar un parapente o algo parecido. Llegamos a la cima, descansamos un poco y al lío. Hoy toca abrir algo en el frente que hay pasado la cumbre y que va hacia el oeste. Salen unos cuantos pasos ninguno de dificultad grande, entre el IV/+ y el 6b+. Lo malo es que la roca, conglomerado, no es la ideal para escalar, pues algunas de las bolas que lo forman se rompen, pero con cuidado conseguimos no tener ningún mal trago. Andrés se estrena en esto de cepillar bloques y va mirando aquellos que más le motiva abrir, e incluso se atreve con algunos más complicados para él, en principio, y consigue hacerse con ellos.
Aquí la foto quedaba bonita... pero es un techo de 8 metros
Atareados como estamos se nos va echando la hora encima, y nos bajamos antes de que se nos haga de noche. De camino hacia el collado vamos mirando atrás, hacia poniente, seguimos un poco más... volvemos a mirar, nos paramos... hay que sacar la cámara. El sol se acaba de poner y nos regala una impresionante puesta, con los Picos de Europa recortados al fondo sobre el naranja del cielo. No podemos sino admirar la escena que tenemos delante de nuestros ojos e intentar disfrutarla al máximo, pues dentro de un rato desaparecerá. Bajamos.
Macizos Central y Oriental
Central y puede que alguno del Occidental
Central y puede que alguno del Occidental
Peña Labra
Las nubes entrando por los valles
Hacemos noche en el refugio en ruinas de El Golobar, con algún pequeño problema con la bombona del hornillo para calentar los macarrones de la cena. Noche estrellada y nosotros bajo techo, pero con vistas hacia el este. A las 6.57 abro el ojo y me quedo mirando el horizonte perplejo. Andres me dice: "¡bonito, eh!". Amanece delante de nuestros ojos mientras todavía estamos metidos en el saco... ¡menudo regalo! Me visto y salgo pitando al coche a por la cámara y el trípode. El cielo se llena de todo tipo de tonalidades desde el naranja, amarillo, azul claro, azul oscuro... Un mar de nubes recubre el fondo de la meseta y los valles, y sólo asoman las pequeñas sierras como Las Tuerces y Monte Bernorio. Más a lo lejos el Sistema Iberico y alguna otra serranía desconocida para mi.
Hacemos noche en el refugio en ruinas de El Golobar, con algún pequeño problema con la bombona del hornillo para calentar los macarrones de la cena. Noche estrellada y nosotros bajo techo, pero con vistas hacia el este. A las 6.57 abro el ojo y me quedo mirando el horizonte perplejo. Andres me dice: "¡bonito, eh!". Amanece delante de nuestros ojos mientras todavía estamos metidos en el saco... ¡menudo regalo! Me visto y salgo pitando al coche a por la cámara y el trípode. El cielo se llena de todo tipo de tonalidades desde el naranja, amarillo, azul claro, azul oscuro... Un mar de nubes recubre el fondo de la meseta y los valles, y sólo asoman las pequeñas sierras como Las Tuerces y Monte Bernorio. Más a lo lejos el Sistema Iberico y alguna otra serranía desconocida para mi.
Con el teleobjetivo
Sistema Iberico
Se hace la claridad por completo y mientras desayunamos vemos bajar por el valle un venado y su cervatillo que van buscando refugio hacia el bosque. Subimos por la ladera hacia el collado con más pena que gloria, pues el peso y el cansancio hacen mella en nuestras piernas, y un corredor de montaña nos adelanta, siendo el único de todo el fin de semana que sabe lo que llevamos encima y para que vale; "cada vez elegís sitios más paradisiacos para hacer bulder", nos dice, y sigue a buen ritmo hacia la cumbre. Nosotros esta vez nos bajamos hacia el caos de bloques de la cara norte.
Se hace la claridad por completo y mientras desayunamos vemos bajar por el valle un venado y su cervatillo que van buscando refugio hacia el bosque. Subimos por la ladera hacia el collado con más pena que gloria, pues el peso y el cansancio hacen mella en nuestras piernas, y un corredor de montaña nos adelanta, siendo el único de todo el fin de semana que sabe lo que llevamos encima y para que vale; "cada vez elegís sitios más paradisiacos para hacer bulder", nos dice, y sigue a buen ritmo hacia la cumbre. Nosotros esta vez nos bajamos hacia el caos de bloques de la cara norte.
Este nos hizo compañía en el collado
Andrés el pensador
Después de estar filmando un rato a una familia de rebecos nos paseamos entre los bloques a ver que hay por la zona. Nos llevamos bastante decepción, pues la gran mayoría de los pedruscos o son demasiado grandes o muy pequeños, aunque conseguimos salvar los muebles de las expedición en una gran roca que nos ofrece sus cuatro caras con posibilidades de pasos decentes (unos más que otros). Así, abrimos unos 12 bulder entre III y 6b, quedando alguno por intentar al no poder estar a todo.
Caos de bloques de la cara norte
El último que hicimos, sobre V/+
El resumen de los dos días es el de una actividad de lo más variopinta, pues pateamos, abrimos bloques nuevos en una nueva zona, en un tipo de roca poco frecuente para lo que estamos habituados, fotografiamos el ocaso y la salida del sol, filmamos y observamos fauna diversa, y dormimos bajo las estrellas. ¡No estuvo mal!
p.d.: un día de estos, si me acuerdo pongo algún croquis de los bloques abiertos.
2 comentarios:
¡Unas fotos muy chulas, campeón!
Nos vemos en Reinosa.
Gracias Jose!!
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