Hace ya casi una semana -pues fue el sábado 18 cuando nos acercamos Juanjo, Jaime y un servidos por aquellas tierras palentinas- coronamos la cumbre del Valdecebollas (2139m.), uno de los dosmiles más accesibles y fáciles de la Cordillera Cantábrica, accediendo desde la zona de Brañosera (refugio de El Golobar). Los tres ya habíamos estado en ella unos años atrás, pero en esa ocasión subimos por la vertiente opuesta, pasando por la Fuente del Coble -donde nace el Pisuerga, que como todos sabeis, pasa por Valladolid-, ruta más larga y de mayores desniveles. En apenas una hora y algo nos plantamos en la suave cumbre, salvando 395 metros de desnivel desde el refugio. Un recorrido sin mayores problemas, a pesar de la niebla. El objetivo: buscar bloques para hacer boulder, ya que la anterior ocasión pudimos observar numerosas rocas en el circo glaciar desprendidas de la cara norte. El problema fue que la abundante niebla hizo que meterse hacia esa zona resultase algo imprudente, ya que la visibilidad en la parte norte era muy mala. Bloques, haberlos, haylos, la cosa es enconrarlos, pero esos quedarán para la próxima vez. No obstante, el periplo hacia la cumbre nos brindó la oportunidad de bajar la mirada hacia la zona sur, donde preciosos vallecitos glaciares tienen diseminados en sus laderas bloques de conglomerado ( y algunos, los menos, de arenisca), así como paredes del mismo material. Nos acercamos a algunos de ellos -los más próximos- a la vuelta, no resultando demasiado interesantes, pero habrá que bajar a los demás, ya que no tienen mala pinta. Pasada la cumbre hacia la derecha en direccion al Cueto Herreruela (2086m.), hay unos frentes de conglomerado con bloques desprendidos. Parte del frente es demasiado alto para boulder, pero en las zonas más bajas salen unos cuantos pasos (otro tema será el grado que pueda salir cuando se hagan). El frente baja y acaba perdiendo altura, pero hay otro segundo frente en la parte norte del Cueto Herreruela de similares características al que no accedimos. Desde la cumbre de esta cima más baja hacia el oeste se pueden observar más bloques de conglomerado en la falda de la ladera, aunque su acceso es más largo.
También vimos -que no visitamos- otras dos aglomeraciones de bloques fuera de lo que son estas del Valdecebollas. Una de ellas se encuentra en la vertiente de la carretera de Brañosera hacia El Golobar (orientada en cara oeste, justo debajo de la carretera), y otra justo en el límite provincial entre Palencia y Cantabria, en la carretera entre Salcedillo y Brañosera, que se compone de una franja rocosa que sube dirección noroeste hacia la cresta. Hay que decir que nosotros accedimos por carretera desde Campoo de Yuso, tomando la desviación en Espinilla (donde también está la desviación hacia Palombera), ya que para ir desde Cantabria es mucho más corto y la carretera es buena.
Eso en lo concerniente a la búsqueda de bloque, ya que también pudimos hacer de Felix Rodriguez de la Fuente observando zorros, buitres y ciervos, por toda la zona de la cumbre. La niebla se disipó bastante en la cumbre y pudimos mirar por los prismáticos las andanzas de los venados, asustados por nuestra presencia. Intentamos seguirles sigilosamente hacia el Cueto Herreruela, donde se escondieron, pero cuando estabamos a unos 300 metros salieron corriendo ladera abajo, impidiendo sacar alguna foto de cerca. Aunque el acecho resultó divertido.
Ya en la cumbre de este Cueto la intención era comer algo, pues la hora pasaba de las tres de la tarde, pero al instalarnos en un parapeto de piedras y andar un poco por los alrededores nos dimos cuenta de que estábamos en una zona con trincheras y parapetos realizados con lajas de piedra arenisca -y lo que parecía algún nido de ametralladora-. La longitud de los surcos, a uno y otro lado de la cumbre y los numerosos parapetos, aprovechando, también, algunos bloques naturales nos hizo entretenernos un buen rato recorriendo el lugar. Creo que, sin pecar de imprudente, lo que allí encontramos debió ser una posición defensiva elevada de la Guerra Civil, y observando que desde allí se domina toda la meseta hacia el sur, y los accesos por los valles que dan a la montaña, nuestra suposión está en lo cierto.
Después, empezó a hacer más viento mientras comíamos y a meterse más la niebla, por lo que decidimos volver al coche, unos más rápido que otros, ya que yo, con mi rodilla tullida, no podía seguir a mis compadres en la ultima parte de la bajada, por la mayor pendiente de la ladera. Pero pasito a pasito conseguí bajar antes de que se desesperasen tanto como para dejarme a mi suerte en aquel paraje, y con parada incluida para reforestar la zona (:D ya me entendeis).
Así transcurrió la expedición "Valdecebollas Octubre 2008. En busca del bloque perdido", cuyos hayazgos quedarán para el año que viene, cuando desaparezcan las nieves que está al caer ( o que ya han caido).