Si bien había dicho a Rafa que lo más probable es que subiera el sábado a Gadea, al final los acontecimientos tomaron otros derroteros y decidí acercarme a Abiada a hacer algo de cuerda, cosa que tenía pensado el domingo anterior, pero no pudo ser. Acompañado por Juan rezabamos de camino para que las gotas del parabrisas desaparecieran por arte de magia y nos dejasen escalar. Nuestras plegarias surtieron efecto durante unas horas.
Yo quería hacerme con "El Madrileñu" un 7a a bloque sobre regletas que tenía en mente desde hace tiempo, y por milímetros (literalmente) todavía quiero hacermela. ¡La próxima vez no se escapa! Juan no iba con muchas expectativas, más bien con la idea de rular un poco, pero consiguió hacerse en tope-rope a flash un 6a llamado "La caca furibunda". Y como los últimos pegues ya fueron un poco pasados por agua ligera, y la nube cada vez se acercaba más, pusimos fin a la actividad del sábado con una birrilla en el bar.
El domingo al tener bautizo Lara y yo estuvimos de celebración familiar, así que el primer día de escalada en roca de Lara en dos meses tuvo que esperar al lunes, día del Pilar. El objetivo era Santa Gadea, pero cerca de Reinosa Rafa Montesdeoca nos dio el parte meteorológico avisando de que la cosa iba a estar chunga ese día, así que tocaba seguir camino hasta las Tuerces. Allí nos libramos de la lluvia por los pelos, pues en Pozazal todavía llovía bien cuando pasamos. Algunas nubes y viento frío nos acompañaron casi todo el día.
No escalamos más que en Los Arcos, pero suficiente. Lara se hizo con su primer 6a de bloque, un recorrido con canto en desplome. Es que las sesiones de local dan sus frutos... Después intentó la versión extendida pero la roca es dura con la piel si no está curtida un tiempo sobre ella. ¡La próxima visita cae seguro! Y el que cayó unas cuantas veces fui yo en "el 7a de los arcos", que estuvo ahí ahí, pero un codazo contra la roca en el mejor de los peques, ya cogiendo la regleta donde acaba lo duro, me dejó el brazo tonto y los dos pegues siguientes corroboraron la evidencia: ¡hoy ya no! (también influyó algo el cansancio, jejej). A partir de aquí dejé de escalar, mientras Lara iba haciendo algunas cosas, aunque no duramos mucho pues el sol iba bajando y el frío se hacía mayor. ¡Era hora de un chocolate con churros! Aunque luego no hubo churros y chocolate chocolate... aspecto tenía, pero sabor...
Escapamos antes de que se ocultase el sol
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