lunes, 6 de diciembre de 2010

November Rain

Después de la incesante lluvia que hemos padecido el mes pasado, numerosas han sido las veces que me he acordado de la mitica canción de los Roses, y también de la intención que tuve el año pasado, después de volver de Albarracín con Lara, de hacer un vídeo usando esa canción. Aunque al final la idea quedó en el olvido y ha tenido que pasar un año desde el viaje, como no, tenía que ser en noviembre cuando resurgiera la idea. No ha resultado fácil, por lo que noviembre nos dejó y no lo pude acabar, pero hoy por fin he chapado la cadena del condenado video. Perdonad un poco ciertos "cortes", ya que no me podía permitir andar con transiciones y dejarlo bien bien, porque si no el programilla petaba enseguida. ¡En fin! ¡A ver si os gusta!





sábado, 4 de diciembre de 2010

Kurt Albert; 1954-2010


Se supone que la próxima entrada del blog iba a ser un video en Albarracín del año pasado que todavía se resiste a ser terminado. Pero hace unas horas estaba de compras por ahí y veo la Desnivel en la sección de revistas. La cojo para echarle una ojeada rápida. La foto de portada es de Kurt Albert. ¡Un mito de la escalada! ... Me quedo varios segundos mirando la portada fijamente, intentando razonar porqué han puesto debajo del nombre: 1954-2010. Eso se utiliza cuando alguien ha fallecido..., pero... me hubiera enterado antes por alguna web!! Pués no!! Se conoce que esos días no abrí ninguna página de montaña, los titulares fueron pasando y pasando, y su muerte dejó de ser noticia. ¡Así que yo me entero hoy! ¡Y ya ha pasado más de un mes!
El editorial habla de un accidente en una vía ferrata (curioso que hoy había planeado con los compañeros de curro hacer la nueva ferrata abierta en la Hermida, plan que abortamos cuando decidieron cerrarla de diciembre a marzo). Curioso que un tió que ha escalado infinidad de paredes y montañas, forzando la dificultad hasta sus limites, encuentre su final en una actividad aparentemente menos peligrosa. Pero ya les ha ocurrido a otros, como a Lionel Terray, en una escalada de entrenamiento. O a Wolfgang Güllich, compañero de correrías de Albert, en una carretera al quedarse dormido al volante. Lo que nos hace pensar que siempre hay que estar con ojo.


Desde este modesto blog, quiero rendir un pequeño homenaje a un hombre al que, todos los que escalamos hoy en día, debemos gran parte de la forma de pensar actual de nuestro deporte.
¡Hasta la próxima!

lunes, 8 de noviembre de 2010

Pirineo aragonés II: Ordesa y Monte Perdido


La segunda parte de nuestro periplo por Huesca nos llevó hacia el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, declarado como tal en 1918, poco después del parque de la Montaña de Covadonga. Así, el miercoles 13 de octubre, después de bajar de La Renclusa y hacer la compra en Benasque, pusimos rumbo a Torla. Y parece que lo de perder tiempo iba a ser nuestro sino estos días, porque la carretera está en obras y nos paran, durante un buen rato, antes de llegar a Ainsa. Con el tiempo justo llegamos a Torla y vamos disfrutando del camino que nos queda hasta llegar al parking de La Pradera de Ordesa.


Ocre, amarillo, verde: los colores del otoño en Ordesa

Tenemos el tiempo muy justito para comer y acabar de organizar las mochilas, si queremos llegar con luz al refugio de Góriz, nuestra meta de ese día. Según los libros consultados, la ruta dura unas tres horas y media, así que si metemos caña y va bien la cosa, con las mochilas grandes, espero no tardar más de cuatro. Pero Lara se ha pasado por la caseta de información y la han dicho que son cuatro horas y media, y que también hay dos palmos de nieve por encima de los 2500 metros. La verdad es que me fio más de lo que consulté en los libros de rutas que cayeron en mis manos, que en los tiempos "para turistas" que dan en la oficina (parecido ocurre en Picos con los tiempos de los carteles), y no soy un supermontañero ni mucho menos. No obstante, con la mosca detrás de la oreja, nos ponemos en camino y me acerco a un cartel, aunque tenga la certeza de que es por la izquierda. El cartel indica Refugio de Goriz por GR11, por la izquierda, y Refugio de Goriz por la Senda de los cazadores, por la derecha. Me sonrio un poco al acordarme de Rafa y Oli y de su experiencia con la Senda de los Cazadores (jejeje), y empezamos a andar a buen ritmo.



GR11 cruzando el boque


Seguimos el GR11 que asciende paralelo al río Arazas, con la motivación de descubrir un lugar nuevo, y la fortuna de tener una tarde agradable en lo metreológico. El sitio es una pasada. Cruzar ese bosque en otoño, con todo ese colorido, con las hayas y los abetos entremezclados en las laderas, y los rayos del sol entrando inclinados entre las hojas de los árboles, dándole una magia especial a todo, no tiene precio. Y más, después de haber estado el día anterior asqueado con la niebla. Sólo lamento una cosa... no poder parar a disfrutar de semejante espectáculo con calma y sacar la cámara de la mochila. Meto prisa a Lara para no entretenernos y conseguimos coger un ritmo bastante bueno, y miramos a uno y otro lado para empaparnos de naturaleza. Adelantamos a turistas andarines que no tienen prisa por llegar a ningún sitio concreto, aunque alguno hay que se plantea llegar al glaciar, preguntando a un montañero que baja "cuanto queda para el glaciar" (no pude evitar descojonarme por dentro). Caminamos y caminamos, haciendo alguna pequeña parada para beber y, de paso, admirar alguna de las numerosas cascadas que hay en el recorrido.





Circo de Soaso



Llegamos por fin a la famosa Cola de Caballo, una bonita cascada que se forma al fondo del Circo de Soaso. Desde aquí toca remontar una pedrera que me recuerda a las de Picos, aunque existe una alternativa, las Clavijas de Soaso, tramo más corto, pero mucho más vertical. Lara quiere ir por las clavijas, pero la hago entrar en razón, que llevamos mucho peso. De tiempo vamos a andar ahí ahí para llegar con luz, pero la certeza de estar ya muy cerca nos ayuda a continuar sin problemas, a pesar del cansacio. Al final, hacemos los últimos 15 minutos sin apenas luz, pero el camino y los hitos todavía se intuyen y no hay que sacar la frontal. Y casi sin darnos cuenta, la luz del refugio está ahí. Aquí ya hay más gente que en la Renclusa, y todos cenamos y dormimos a los pies de Monte Perdido.

La Cola de Caballo

El jueves 14 amanece un día perfecto. Por el tema de la nieve el Taillón queda descartado, y mirando el mapa, una buena alternativa quizá sea el pico que está frente al refugio, cosa que nos sugiere también el guarda. Salimos del refugio sin ninguna prisa y nos deleitamos con la montaña pirenaica, que tiene unas características diferentes a las que estamos acostumbrados. Aquí las dimensiones son mayores. Vamos parando a hacer fotos a charcos helados, a los picos... Yo me imagino las fuerzas que crearon estas montañas y que plegaron los materiales que las forman.


Punta Tobacor (2779 mts) desde el refugio

Hace frío, y por la noche lo ha hecho más (Perogrullo baja que subo yo), así que algún tramo enfangado está totalmente helado. Incluso se ven los cristales de hielo formados por capilaridad. Esto tiene un nombre, pero no consigo recordarlo, así que os pongo la foto y ya.


Cristales de hielo en el barro


Agua helada y Cuello de Millaris,
con uno de los Gabietos y el Taillón (3144 mts) asomando

Lara en el Cuello de Millaris, con el Casco (dcha) y el Taillón de fondo

Llegamos al Cuello de Millaris (2457 mts), un collado desde donde se puede seguir hacia la Brecha de Rolando, bajar hacia Cotatuero o bien, nuestra opción, coger la cresta que sube hasta el Pico Tobacor (2779 mts). Nuestro camino desde el refugio hasta el collado llevaba un rumbo noroeste, y en él gira hacia el sur, por lo que hemos rodeado todo el Circo de Góriz. Es fácil imaginarse por donde bajaban los glaciares en el Cuaternario en este lugar, porque sus huellas al excavar profundamente los valles son bastante evidentes. El hielo colgado en las paredes de los tresmiles de la zona, como la Torre de Marboré, el Cilindro o Monte Perdido, y de otras cotas más bajas, incluido "nuestra" Punta Tobacor, confluiría en el Circo de Góriz, creando una lengua de hielo aún mayor, que se desplazaría lentamente hacia el Circo de Soaso, donde las paredes en artesa (verticales) y el fondo de valle plano son de libro. Entre ambos circos, además, un torrente subglaciar empezaría a labrar lo que hoy es el curso del río que forma la Cascada Cola de Caballo. Y el glaciar continuaría su camino valle abajo, modelando el valle de Ordesa a su paso, y juntándose con más lenguas glaciares, como la que bajaría del Circo de Cotatuero.
Fósil en la cresta entre Millaris y Tobacor
Lara rápidamente me coge ventaja. Con mochila ligera anda más que yo. Al final, llegar hasta el pico (2779 mts) nos lleva más de lo que pensabamos, porque la paliza de los días anteriores pesa, pero que más da. Arriba ya hay cuatro montañeros sacandose fotos, y uno de ellos se presta a sacarnos una a los dos juntos.

Lara y yo con Monte Perdido (3355 mts) a nuestra espalda

Las vistas son muy bonitas, y merecen con mucho el esfuerzo. Reponemos fuerzas con un "sopistán" y nos dedicamos a observar el paisaje, y a hacer fotos, claro. Por cierto, lo de la nieve a 2500 que nos dijo el de información el día anterior, nada de nada. Había a partir de 2700 mts y tampoco mucha, pero en algún tramo estaba algo durilla para la época del año.

Vista desde la cumbre hacia el sur


Las Tres Sorores: Cilindro de Marmorés (izda), Monte Perdido y Pico de Añisclo




Taillón, Falsa Brecha, Punta Bazillac, Brecha de Rolando y El Casco



Hacia Cotatuero, y Sierra de Tendeñera a lo lejos



Circo de Cotatuero

Tampoco pudimos estar todo lo que nos hubiera gustado, pues ese mismo día teníamos que bajar y llegar a Sabiñanigo, así que emprendimos la marcha hacia el reffugio para comer allí. Los dos nos resentimos de nuestras pequeñas dolencias en las rodillas, por lo que no podemos darnos mucha prisa bajando.

Punta Tobacor desde el norte
Las nubes tapan los tresmiles a nuestra bajada de Góriz
La verdad que en el refugio, después de comer, no tengo ni pizca de ganas de bajar, pero no hay más remedio y cargamos con la mochila, ahora más ligera, rumbo a la Pradera. Dejamos atrás Las Tres Sorores y pasito a pasito intentamos dar caza al sol, que se va escabullendo por el valle huyendo de nosotros. No me iba dar tiempo a sacar ninguna foto decente en el bosque, lo que me fastidió un poco (bastante), pero no se puede estar a todo en esta vida, así que me conformé con forzar alguna de recuerdo.


Cartel de antes de subir la pedrera en Soaso



Abandonamos el Circo de Soaso poco después que el sol

Esta vez, nos detuvimos más en alguna de las bonitas cascadas que jalonan el río. Paradas motivadas también para dar cuartel a nuestras piernas agonizantes, después de cuatro días.


Lara en una de las múltiples cascadas

Oscurece más y más deprisa, y apenas hemos alcanzado el bosque. Desde la parte de arriba de las clavijas, no hemos encontrado ni un alma, así que el resto del camino lo hacemos solitos, teniendo la sensación de tener que cerrar la puerta del lugar cuando salgamos. Forzamos la vista, acostumbrándola a la penumbra del bosque y de la noche, hasta el punto de intuir el relieve del camino, más que verlo, por lo que se sucede algún tropezón que otro. Al final, llega el momento de sacar la frontal, que está más oscuro que los cojones de un grillo. Este último tramo se nos hace interminable. Curvas y recurvas de pista, que intentamos recordar de nuestra subida, para hacer cábalas sobre cuanto nos queda para llegar. Y en un momento dado, escuchamos un ruido raro a nuestra espalda, nos damos la vuelta y parece como si una luz nos siguiera. Lo curioso es que a los dos nos da la sensación de que se mueve como si alguien fuese en bici. De la manera más tonta nos ponemos a pensar en las pelis de terror, en las que una pareja joven es atacada por el perturbado de turno con un hacha. Jajajaja. Así que no le quitamos ojo a la luz. Nunca se sabe (y si no se lo preguntais a Oli, que una vez, mientras dormía en su saco vio la silueta recortada de Pablo en la puerta de la cabaña del Agero, después de haber estado hablando esa noche sobre cosas por el estilo y...). Por fin llegamos al coche, y la luz y el ruido se fueron acercando hasta convertirse en el tintineo familiar de unos mosquetones chocando entre sí, colgando del arnes de una pareja de escaladores, que debían venir de la Pared del Gallinero. Así que la puerta de Ordesa la cerraron ellos.


Y colorín colorado, este cuento se ha acabado... por el momento.
Saludos a tod@s, y nos vemos por el monte. ¡O eso espero!


martes, 2 de noviembre de 2010

Monte Aá


Hacia la vertiente de Carmona

Aprovechando que el sábado por la mañana los del tiempo no daban lluvia agarré la bici para darme una vuelta por la pista de Monte Aá (Ruente), que sube atravesando un bonito bosque mixto de robles y hayas, y en el que podemos encontrar ejemplares centenarios de ambas especies, llegando a tener algunos la catalogación de "árbol singular". Esta vez no me adentré en el bosque para verlos, pero si os dais una vuelta por allí merece la pena visitar el cajigu del Cubilón, el Mellizo y el Belén. Aunque el primero de ellos ya no permanezca en pie, al haber sido quemado por accidente por un pastor inexperto que pretendía limpiar la base de rastrojos a principios del siglo XX. Este ejemplar pudo ser el roble que más fruto diera de toda Cantabria. Medía 14 metros de cuerda en su base y podía albergar a dos parejas de tudancas en su interior. Hay una anecdota que cuenta que Napoleón llevaba una bellota de este árbol milenario en un engarce de oro (1).
Servidor con el bosque de monte Aá al fondo
En lo deportivo mi objetivo era conseguir subir del tirón, sin tener que bajarme de la bici, como hace unos años cuando fui con Jaime. Y lo conseguí. Sufriendo un poco, eso si, pero tampoco estoy muy entrenaddo en esto de la bici. Tardé unos 47 minutos, y aunque la pendiente no se puede considerar dura , para mi ya era un reto. Además, tengo especial cariño a esta zona por haber hecho el proyecto de fin de carrera de cuando estudiaba geografía sobre este bosque, y hubo un tiempo en el que lo pateé de arriba a abajo bastantes veces.

Vista hacia Rionansa y Lamasón

Al estar el día tristón, las vistas no eran una maravilla. Los nubarrones estaban anclados a Peña Sagra y ocultaban los Picos, pero hacia Lamasón se veía ya nieve en las laderas.

(1) "Árboles singulares de Cantabria", Enrique Loriente Escallada.

lunes, 25 de octubre de 2010

Pirineo aragonés I: Benasque

Hace ya 15 días que Lara y yo nos fuimos a pasar parte de las vacaciones a Pirineos. La parte deportiva del viaje la dividimos entre la zona de Benasque y la de Ordesa. Teníamos intención de subir agún tresmil facilillo si se terciaba, pero la meteo no quiso. ¡Otra vez será!
En la oficina de turismo de Benasque nos dicen que además, durante en puente del Pilar han puesto el bus a funcionar, por lo que no se puede subir a la Besurta con coche propio hasta el día 13, lo cual nos moló la leche, porque tuvimos que subir en autobús el lunes 11 y el miércoles 13 bajar ese tramo andando hasta el parking de abajo. Con la hura muy justita, como iba a ser la tónica general de todo el viaje, llegamos de noche al refugio de la Renclusa (muy bien reformado), aunque sin tener que sacar la frontal. No hay mucha gente por el mal tiempo, así que sólo tenemos dos compañeros de habitación, que al día siguiente ya no estaban (no echaré de menos esos ronquidos).

A pesar del cansancio del viaje en coche, de subir con la mochila grande rápido para llegar con luz al refugio y de haber cenado bien, no consigo pegar apenas ojo en toda la noche, por lo que al día siguiente estoy cansado desde los primeros pasos. Además, la supuesta mejoría que habían anunciado para el martes no es tal, la niebla está ahí anclada a las laderas. Así que, nuestro objetivo, la Tuca de Mulleres (3006 mts), se plantea ya como un sueño que se pierde en la niebla casi desde el principio, pero hay que intentarlo.
Ya desde el principio, me despisto con el camino y a los cinco minutos tenemos que rectificar. Nos encontramos un poco cansados y nos cuesta encontrar el ritmo, lo que se une al desánimo del tiempo. En el P´lan d´Aiguallut por eso de no conocer el terreno, vamos de derecha a izquierda y vuelta otra vez por la imposibilidad de cruzar los cursos de agua que lo surcan, que parecen más llenos por las lluvias. La niebla juguetea, y por un pequeño instante hace ademán de abrirse, lo que nos da una esperanza, pero poco después se cierra otra vez. Entramos en el Valle de L´Escaleta rearmando los hitos que encontramos para no tener problemas a la vuelta. Así perdemos más tiempo, por lo que acumulamos bastante retraso respecto al horario que deberíamos llevar, lo cual me impacienta un poco. En una de las paradas aparecen un par de marmotas, lo que nos da un motivo para sonreir.

Un poco más adelante tengo dudas sobre el camino correcto, mapa por aquí, hasta la brújula, y nos aclaramos por fin. Continuamos. Llegando a un ibón seguimos el trazado de unos hitos que nos lleva al Coth des Aranesi (2449 mts)... nos hemos confundido otra vez... Tengo una cabreo monumental con la niebla, conmigo, con ella, con el mundo, y hasta con las marmotas. Se acabó, de este punto no subimos más, no hay tiempo, la niebla está bajando, y nos queda el tramo más complicado. Bajamos al ibón de L´Escaleta y comemos, aunque yo no mucho.


La vuelta se convierte en una pequeña tortura china. He llegado al agotamiento mental y el físico no se hace esperar. A la vuelta soy como un fantasma que arrastra una pesada cadena. Cuando tocar bajada camino lento, pero camino. Cuando toca subir no doy cuatro pasos seguidos y me apoyo en las piedras grandes para descansar. Posiblemente al no haber dormido bien y no haber comido mucho, se le unió que me quedase frío en el ibón. ¡¡Vamos, que tenía una pájaras de tres pares!!



En el refugio cenamos bien y pasamos buena noche. El miércoles amanece lloviendo, pero en la espera para pagar al guarda acaba parando.
p.d.: salvo la primera foto que corresponde al martes, las otras son de la bajada. (nuestro coche es el naranja). Ya pondré el resto.




domingo, 3 de octubre de 2010

Rutas de septiembre: Torre del Alcacero

El domingo 19 de septiembre aparecimos por Fuente De con la intención de subir a Peña Remoña. El día era magnífico, ya que apenas había nubes y el sol no era tan castigador como unas semanas antes. Poco a poco enfilamos por el camino minero de los Tornos de Liordes que transita por la Canal del Embudo, surcada en época cuaternaria por un río subglaciar. Al principio todos juntos, y con la sucesión de zig zags, cada uno a su ritmo; Lara y Andrés delante y Jaime y yo detrás. Nos vamos alternando según los descansos con otro grupo que hemos conseguido alcanzar, y en una de sus paradas nos ofrecen "gasolina". Nada de redbules ni puñetas... una bota de vino con gasolina ( o diesel) dentro que entra fenomenal, aunque del grupo soy el único en catarla. Así las cosas, adelantamos a una pareja y nos plantamos en hora cuarenta en el collado, cuando yo pensaba que las dos horitas no me las quitaba nadie.

Primer plano: Coriscao. Segundo plano izd-dch:
Curavacas, Peña Prieta, Tres Provincias y Agujas de Cardaño

Hacemos un pequeño descanso mientras estudiamos la subida a Remoña. El grupo de la bota llega y nos aconseja ir por Pedabejo que por este lado que miramos está más escarpado. Unos instantes de duda, pero al final lo vemos claro y nos parece tan difícil, como así resulta. Lo que no quiere decir que no nos exigiese nuestro esfuerzo y sudores. Además, desde abajo hemos visto gente en la cumbre, al lado de la cruz. Llegados al collado entre dos cimas de parecida altitud vamos hacia la derecha, por se aquella en la que vimos gente. Esta decisión nos lleva a hacer cumbre en la Torre del Alcacero (2247 mts, según el mapa del macizo central de M.A. Adrados), dejando Remoña a nuestra espalda, aunque en esos momentos pensábamos que subiamos a esta última. Da lo mismo, toca comer. En esto aparece un helicoptero a sacar a alguien con problemas en la Canal de Pedabejo, y después de varias maniobras se va.


En la cima las vistas son preciosas en todas direcciones, pero sobre todo hacia el noroeste, a Liordes, el cresterío del Llambrión-Madejuno, Peña Santa y el Cornión, y las Torres de Salinas, del Hoyo de Liordes y el Friero.

El macizo del Cornión (Occidental)



Peña Santa de Castilla (2596 mts)



Andrés, Jaime, Lara y yo



Vega de liordes y sector del Llambrión



Una perspectiva más amplia; a la izd. Torre de Salinas,
Torre del Hoyo de Liordes y Torre del Friero


Ladera sur de Remoña-Alcacero y la Cordillera Cantábrica.
A la izd. en el valle el pueblo de Pido
Después de comer decidimos bajar por la Canal de Pedabejo, así que vamos hacia el oeste cresteando, pero justo antes de la Peña Regaliz vemos que no va a ser posible a derecho, así que volvemos un poco sobre nuestros pasos y descendemos por la ladera sur, hasta una zona donde hemos visto pasar a tres, que resultan ser los mismos de la bota, que van a bajar por una empinada canal herbosa. Nosotros traveseamos hacia el oeste por un sendero marcado a tramos, que baja y sube segun el terreno, para acabar en un pequeño collado antes de la Torre Pedabejo (2176 mts). Aquí, mirando el mapa, quizá haya una posibilidad de poder conectar con el collado Pedabejo directamente desde esta cumbre. Pero después de alcanzarla me doy cuenta de que no tenemos más remedio que bajar hacia el caseton de Liordes y desde allí remontar hasta el comienzo de la canal. En nuestro descenso, espantamos a un nutrido grupo de rebecos, unos treintaisiete llegué a contar.

Rebaño de rebecos y cara sur de la Padierna (2319 mts)

Bajando de Pedabejo hacia la pista que enlaza con Fuente De se nos fue echando la noche poco a poco, pero las linternas están para algo, ¿no? En la pista ya, además de oir a las vacas que pastaban por los alrededores, pudimos asistir al espectáculo de la berrea, pués dos ejemplares de ciervo bramaban a ambos lados de la pista, uno en el hayedo de Quebres, mientras el otro lo hacía en la dirección opuesta.
Y con una caña en el bar Peña Vieja de Espinama dimos por concluida la jornada.


miércoles, 29 de septiembre de 2010

Rutas de septiembre: Peña Prieta

Miercoles 15 de septiembre: Peña Prieta (2536 mts) desde San Glorio.

Mirando hacia el sureste apreciamos gran parte del recorrido que nos queda por realizar. Estamos cerca del Pico de las Tetas (2103 mts), ese que se ve desde San Glorio (1609 mts) a la izquierda. Observamos el collado Robadorio que precede a la arista de los Altares, donde existe un pequeño tramo en el que te tienes que ayudar con las manos, y en segundo plano emerge la negra cara norte de Peña Prieta, el techo de la Cordillera Cantábrica.


Los bastones son nuestras herramientas, nos ayundan en cada pequeño paso hacia adelante a remontar las pendientes que nos encontramos. Son largos y delgados apéndices de nuestra anatomía que nos convierten en seres cuadrúpedos, para así, mitigar el desgaste de nuestras piernas.


Alcanzamos la cumbre del Tresprovincias (2499 mts), cuyo nombre lo expresa todo. Allí convergen Palencia, León y Cantabria. Allí se juntas las tres para darse la mano. Inmediatamente al sur las Agujas de Cardaño se descomponen alimentando las pedreras, con el Pico de las Lomas (2457 mts) saludando la mole calcárea de su vecino el Espigüete (2450mts), mientras entre ambos aparece el Murcia (2300 mts +-), muy alejado de la tierra que le da nombre.


Nos encontramos en lo que fueran, hace milenios, los dominios de hielos perpetuos. Ríos blancos congelados que labraron aristas y excavaron circos, hoy ocupados por múltiples lagos, lagunas o pozos glaciares. La Laguna de Fuentes Carrionas, a nuestros pies, es un ejemplo de ello, teniendo en la vertiente de Cardaño a su hermano, el Pozo de Las Lomas, oculto a nuestra vista. Mientras, el Pozo Curavacas aparece a vista de prismáticos bajo la norte de la montaña del mismo nombre (2520 mts).

El Pico del Infierno es el hermano menor de Peña Prieta. Lo evitamos cruzando su ladera pedregosa por el sendero, hasta ganar la cota máxima que alcanzaremos ese día, 2536 metros de altitud. En toda la cordillera no encontraremos punto más elevado que este, ya que, los Picos de Europa,que presentan altitudes mayores, están considerados como una entidad aparte, aislada, propia, por criterios de formación geológica a pesar de estar a pocos kilómetros de distancia.

Mirando hacia el norte, el vivac del Tresprovincias es testigo del enérgico relieve de los Picos, con sus tres macizos bien diferenciados; el oriental o de Ándara (por completo en tierras cántabras), el central o de los Urrieles, y el occidental o del Cornión. Y entre ellos, abriendo dos cortes entre la caliza, los ríos Duje y Cares se abren paso hacia el Mar Cantábrico.

Desde la cumbre se ven los Puertos de Riofrío con los riachuelos, remolones, serpenteando en el fondo del valle, transportando las gélidas aguas que se escapan de los lagos de montaña colgados en las laderas. Zona donde, como en el valle vecino de Pineda, pasta el ganado vacuno en la estación estival, para retirarse antes de que lleguen las nieves.


El macizo Central difuminado por la calima: las pedreras que caen camino de la Vueltona a la izquierda, Peña Vieja (2613 mts) en el centro y la canal del Vidrio a su derecha. Mientras, al fondo, la cara sur del Picu Urriellu (2519 mts).


Desde la cumbre de Peña Prieta, asomados al abismo, nos vamos despidiendo de las pendientes escarpadas de la montaña cantábrica, de sus pequeños lagos de agua turquesa y de sus demás encantos. Descendemos hacia los Altares, pero antes de llegar nos desviamos hacia el oeste, para meternos en el Valle de Lechada, cruzar por el Boquerón de Bobias hacia la Vega del Naranco y pasar de esta a San Glorio por el Boquerón de Tarna.